lunes, 2 de diciembre de 2013

LA MANZANA Y YO

 
Erase una vez en un lugar cualquiera,  como otro día cualquiera, me tope con una manzana. Roja como el vino, brillante como el sol cuando nos saluda por la mañana, grande como mi corazón,  que cada día que amanece palpita al ritmo de una buena melodía,  al son de una canción, hermosa como el recuerdo de la cara de mi  madre, la cual observaba con admiración y orgullo,  esa gran mujer que fue es y será por siempre en mi corazón.

La observe con ojos tímidos, ojos picaros, con mucho cuidado, al ver tanta belleza se encandilaban  mis pupilas, mis pestañas revoloteaban, como mariposas ante una bella flor en primavera, con el frescor del roció mañanero, me invitaba a protegerla, a mimarla, a  cuidarla,  a que nadie la tocara para  impedir que fuera maltratada.

Bella naturaleza, destruida por la mano humana, el cual no aprecia la magnitud y la importancia de tan compleja estructura divina,  sacrificada por el placer de su sabor, tan dulce exquisita y apetitosa, jugosa al paladar, con textura carnosa como los labios de una mujer. ¿ qué hay más bello que una mujer? …. ¡nada!
Mis manos temblorosas,  la sostenían con fragilidad, con miedo a empañarla, la coloco en un hermoso frutero , para que admiren su perfección y culmine  su madurez en esplendor y pureza,  que todo sea natural, sin tropiezos, con buen clima ,  que se respire aire puro,  para que su felicidad sea plena y se sienta completamente dichosa de la vida que le toco vivir, la vida no es más que un aprendizaje , en donde hay que vivir y saber vivir,  hasta que te toque culminar tu viaje por este mundo.
Mundo, donde existe la tentación.  Tentación de morder la manzana, todos tenemos un Adam y Eva , no sabemos valorar lo que tenemos bello a nuestro alrededor, maltratamos la belleza, todo lo que la naturaleza te regala, no cuesta dinero, es gratis, como lo tenemos no lo cuidamos,  no lo vemos, estropeamos el medio ambiente , nos sentimos en el compromiso interior de proteger  de los malhechores que intentan envolver como presa , por su olor tan embriagador que desprende, salteadores que pican y pudren con facilidad, que contagian malas sensaciones.

Cuan no fue mi sorpresa , que al dentellear tanta belleza,  por cordialidad, sin maldad , me encontré que por dentro la hermosura no existía, en esta manzana que quise favorecer y amparar , que quise abrigar y sostener, otee con sobrecogimiento y espanto como era en su profundo y recóndito ego interior , la percibí podrida, corrompida  en su corazón , desprendía mal olor, un olor a desilusión, olor a deslealtad, olor a envidia, olor a maldad, un bicho salía de lo más profundo de su interior, ese interior que no yo conocía , pues andaba disfrazado y oculto ante tanta docilidad, fachada y aspecto con voz dulce y agradable, discreta y sosegada , y yo con un tono de voz sonoro y ruidoso, ¡ fui la mala!  me asuste, no me llegaba la camisa al cuerpo, no podía creer lo que estaba viendo, alarmada por tanta hipocresía , mis ojos que antes bailaban de alegría ahora brotaban por mis mejillas la amargura por el desengaño en forma de lagrimas y lamentos , una tristeza sobrenatural, algo que mi mente no entendía por mas que le buscaba explicación, me puse en la piel y no podía interpretar tanta osadía y falacia convertida en un cuento interpretado con rigurosa maldad ficción y embuste, yo no sabría como expresar en palabras algo que sale del corazón , un sentimiento convertido y transformado  de la noche a la mañana en un chasco, en una decepción , no hubo expresión ni pacto, no hubo juramento , solo fue atropello y desesperación para algo que representaba la ingratitud sin importar demasiado el dolor causado.
Por eso, no se puede juzgar a una persona sin conocer, pues las apariencias engañan y te pueden sorprender, como esta hermosa manzana que por estar podrida perdió su compañía.
Autor : Loly Arbelo
 
 
 
 

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